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lunes, 23 de diciembre de 2013



Un polígono poliédrico. A propósito de la barriada de las 3000  de Sevilla.


 
Aquí os dejo una entrada de un artículo publicado en el diario El Mundo en su edición andaluza de Sevilla. En él se tratan temas que ya aparecen en el último post como por ejemplo las promociones de viviendas sociales y por otro se entreven asuntos ya tratados en este blog sobre el papel de la comunidad y su impulso por las autoridades y también aspectos propios del enfoque securitario del CPTED. Espero que sea interesante.



 
El comisionado creado para la normalización del área sur de Sevilla cumple 10 años sin erradicar el tráfico de drogas.

EL MUNDO, día 08/11/2013.
 
En el Polígono Sur de Sevilla lo malo resta fácil y lo bueno suma difícil. El tráfico de drogas, la impunidad inherente a una parte de su territorio y dos muertes de menores por disparos en estos últimos cinco años se suman a la trayectoria histórica de tratamiento desigual a sus habitantes, una combinación que tiñe de negro el tesón en el trabajo diario de vecinos, asociaciones, instituciones y técnicos. Su esfuerzo ha conseguido que los cerca de 50.000 residentes estimados —solo hay censados 35.000— en los seis barrios que conforman el polígono, popularmente llamado las Tres Mil Viviendas, conozcan tanto sus derechos como sus obligaciones.







Con fecha del 24 de octubre de 2003, se aprobó en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) la creación del Comisionado para el Polígono Sur, en el que Ayuntamiento, Junta y Gobierno central confluirían en un equipo para agilizar la interlocución entre Administraciones “que permita la mejor solución a los problemas de marginalidad social, seguridad, empleo, asuntos sociales y vivienda, entre otros [...]”, según se lee en el decreto. Casi el mismo día, 10 años después, la psicóloga María del Mar González asume el cargo de comisionada en Sevilla. Como ella declara, tiene muchos retos por delante.

Se enfrenta a 145 hectáreas arrinconadas contra el muro que flanquea a una vía férrea, unas naves industriales y una carretera sin accesos ni salidas; a cerca de 15.000 personas sin censar; a más de 2.000 viviendas sin titularidad regularizada —que suponen un 28% de las 7.537 viviendas de cinco de los barrios, según datos de 2011— y a una población tradicionalmente estigmatizada por la ciudad, castigada por las Administraciones y, por ende, ajena a los servicios públicos.






El tráfico de drogas sobrevive asentado entre algunas calles aisladas desde los años setenta. Ningún político, de ningún color, ni las fuerzas del orden han erradicado lo que la portavoz de la plataforma vecinal Nosotros También Somos Sevilla, Rosario García, denomina como “lo gordo”. “Hasta que lo gordo no se erradique, todo lo bueno que se haga aquí estará eclipsado. Y en parte es normal, eso existe y hay que eliminarlo, pero parece que no interesa”, reivindica desde hace 30 años.

La pregunta es concreta: ¿Por qué no se ha resuelto el narcotráfico en este tiempo? La respuesta no está tan clara. “Es un cáncer que sufre el barrio como víctima pero que tiene su origen en otras zonas de la ciudad, en gente que nunca será detenida, como los consumidores. ¿Cómo se extirparía? Lo fácil sería más policía y más cárcel, pero no solo se resuelve así, hay que introducir legislación y además una acción transformadora liderada por la política urbana. Todos los sevillanos somos responsables de esta situación”, reflexiona el investigador Francisco José Torres, cuya tesis doctoral ganó el premio Focus Abengoa en 2010 de temas sobre Sevilla. Se titula El análisis territorial aplicado al estudio de zonas urbanas marginadas. El caso del Polígono Sur en Sevilla.
Torres plantea que es una cuestión muy difícil y complicada. “En este tiempo no ha habido una asimilación por parte de los poderes públicos de la verdadera complejidad del tema, si de verdad quiere resolverse esta situación tiene que abordarse como un problema de ciudad, no de barrio”, considera.

Un punto clave ha sido la muerte por disparos de una menor el pasado agosto en la barriada Martínez Montañés, la más conflictiva. “Desde el accidente, se ha intensificado la presencia policial, se han concentrado las acciones y se han agilizado todos los trámites judiciales para que la policía pueda acceder a los puntos negros que ya teníamos elaborados”, explica Montserrat Rosa, directora técnica del Comisionado del Polígono Sur. “Se ha sufrido la dejación de la Administración durante muchas décadas y eso es un lastre muy complicado de solucionar. Pero en los últimos años ha ido disminuyendo el tráfico, aquí hay ya muy pocas familias que vivan de la venta de drogas”, asegura Rosa.

“Lo que hay es un supermercado de la droga, está concentrado y sirve para que el resto de la sociedad estemos tranquilos”, resume Juan Blanco, director de la Residencia Universitaria Flora Tristán, que también cumple este año su décimo aniversario en la zona. En esa línea, Rosario García define al Polígono Sur como el trastero de Sevilla. “Aquí está concentrado lo gordo, quitarlo supondría que se pudiera dispersar el mercado por Los Remedios o Triana… y eso no conviene tanto. Esto es el trastero donde se guarda el escobón, el recogedor, lo que no se quiere que se vea en la casa”, ilustra.

Pero contra esta oscuridad intencionada en la barriada Martínez Montañés, también conocida como Las Vegas, están las decenas de actividades que los vecinos, instituciones y Administraciones incluidas organizan constantemente para que se les conozca. La Residencia Universitaria Flora Tristán, que cuenta con 220 alumnos por curso y depende de la Universidad Pablo de Olavide, es ejemplo de una apuesta que ha funcionado con éxito. “En estos años ha sido fundamental la reconquista del territorio, las calles ya no están tapiadas para el consumo de drogas, ahora ves tiendas, bares con terrazas abarrotadas de personas tomando tapitas al sol y macetas en las ventanas”, declara con entusiasmo su director. “También es destacable el trabajo con la comunidad, ya funcionan perfectamente iniciativas vecinales como las de la limpieza de las escaleras, donde los residentes de los bloques se turnan por semanas para limpiarlas, y lo cumplen. Ahora hay que conseguir que las personas no se vayan del barrio cuando consiguen mejorar su situación, sino que se queden. Si no, nunca se progresará”, resume. “Y por supuesto, hay que destacar la necesidad de apertura del barrio a Sevilla. Que la gente venga aquí, por ejemplo instalando recursos públicos necesarios para toda la ciudad. O como vamos a hacer estos días, trayendo espectáculos del Mes de Danza”, cuenta.

Son escenas, ideas y trabajos de transformación social, que llevan tiempo, y también dan resultados. “El Polígono Sur no tiene solo una cara, es un poliedro de muchas caras y algunas son muy luminosas. Hay prácticas educativas muy innovadoras e incluso premiadas”, ha declarado esta semana María del Mar González durante su primera actividad en la calle, en la que los nuevos profesores de los centros educativos, un 12%, y becarios de la residencia Flora Tristán salían de las aulas para acercarse al entorno en el que van a trabajar durante el año. Una de las acciones consistió en escribir sensaciones positivas en el muro del Instituto Domínguez Ortiz. La nueva comisionada escribió con pintura la palabra esperanza. “Realmente la tengo. Tengo esperanza en el barrio. Hay mucha gente que trabaja muy bien aquí y a lo que aspiramos como comisionado es a desaparecer, que no hagamos falta”, declaró con firmeza.

Dos años después de la creación del Comisionado, en 2005, se aprobó en Consejo de Gobierno el Plan Integral para el Polígono Sur, basado en cuatro ejes de actuación integrada: urbanismo y convivencia vecinal; inserción sociolaboral y promoción de la iniciativa económica; intervención socioeducativa y familiar y salud comunitaria.

En esta década de comisionado y ocho años de proceso del plan, las acciones han estado dirigidas hasta junio de este 2013 por Jesús Maeztu, que actualmente ocupa el cargo de defensor del Pueblo Andaluz. “Él ha puesto buena voluntad, pero hace falta la voluntad de las Administraciones y eso no ha funcionado siempre, él tenía que coordinar y tirar para adelante, así posiblemente habríamos tenido mejores resultados en estos 10 años”, considera García que se ha reunido esta semana con la nueva comisionada, cuyo nombramiento se ha postergado durante cinco meses, tiempo que el plan integral ha quedado descabezado.

María del Mar González, que asegura mantener buenas relaciones con las Administraciones, aún está estos días conociendo las calles y estudiando con detenimiento una realidad que arrastra más de 50 años de dejación política, donde los sistemas educativos, de salud y de salubridad y gran parte de los servicios públicos como transporte, limpieza o correos no se han desarrollado en décadas con normalidad y aún se ejecutan con intermitencia.

La nueva comisionada asume el cargo ilusionada, se pasea por las calles y da la mano a los vecinos, que la reciben con buena predisposición. “Voy a dialogar mucho, con las Administraciones y la ciudadanía, hay que vencer los problemas de comunicación, la mediación es lo que nos toca”, declaró esta semana. Su ilusión recuerda a la de Jesús Maeztu hace 10 años. “Cada Administración toca un instrumento y yo voy a dirigir la orquesta y a cuidar de que exista una única partitura para que la toquemos todos y suene afinadamente. Es una tarea difícil pero ilusionante”, dijo Maeztu en octubre de 2003. Lo único que pidió es tiempo. Solicitó en ese momento 10 años para regenerar el barrio más desfavorecido de la ciudad. Ese tiempo acaba de pasar con él al frente. Y ha salido del puesto estimando que se ha resuelto el 50% del plan.

“Lógicamente vemos que se trabaja en ello, que hay muchas personas implicadas en que esto salga adelante, aunque queda mucho por hacer. Y no dudo de que lo conseguiremos, de que terminaré paseando tranquila por mi barrio”, prevé García, que comparte el sentimiento de esperanza con la comisionada y que se muestra decidida a colaborar para que se cumpla el plan integral, ese texto que para la portavoz y las 17 entidades a las que representa su plataforma es el punto de partida y el punto final del bienestar en el Polígono Sur.

“Se tienen que remangar queriendo de verdad que esto cambie. O cambian, o seguiremos con los mismos problemas y el resto de la ciudad dirá que aquí se gasta sin ver resultados”, valora García. En enero de 2008, el concejal de Urbanismo, Emilio Carrillo (PSOE), declaró en sesión plenaria que desde 2003 hasta 2007 se habían invertido 26 millones de euros en regeneración urbana. Posteriormente se, entre otras partidas, se aprobaron 17,7 millones de euros del Plan Urban, que constan de un 70% de financiación europea y un 30% municipal. “Lo que está claro es que las subvenciones no nos van a callar”, añade García, que reconoce también objetivos cumplidos: “Se ha trabajado en lo humano y en lo urbano, se ha abierto un centro de servicios sociales, una escuela de empresas, se han rehabilitado pisos y también se ha mejorado en el absentismo escolar, aunque no tanto en el fracaso en la escuela”.
Aun sin tener datos del censo del polígono para calcular las necesidades de sus habitantes, según cifras ofrecidas por Educación “este curso están el 100% de los niños escolarizados”. En estos últimos años, se han ido arrastrando tasas de absentismo escolar que en 2006 se situaban cerca del 60%, y que el año pasado quedaron en un 17%. “La escuela aquí es un lugar seguro”, consideró esta semana la comisionada. Dijo esas palabras frente al muro de un instituto y detalló que en el polígono se implantan “prácticas educativas innovadoras que trascienden los muros de los colegios”, como en la que participaba. Y son muros, precisamente, uno de esos retos a los que se enfrentará. Derribar ladrillos es más que un hecho simbólico en la zona. Sería abrir el fondo de saco urbanístico en el que residen 50.000 personas y despejar el gueto en el que se comercia con drogas.

Como declara: “Hay decisiones más caras que otras”, pero tiene esperanza, y cuenta con avances de color verde que pueden impulsar su ánimo. Uno es la puesta en marcha del Parque Guadaira, que rompería la frontera de la carretera, y otro los 3.860 metros de carril bici de color verde que ya conectan con el centro. Para que Sevilla sea Polígono Sur y viceversa. Para que todo sume y reste por igual.

El cuarto trastero
Desde que en 1950 el Instituto Nacional de la Vivienda adjudicase 1.500 casas a familias trabajadoras en el Polígono Sur, la zona se concibió para ir resolviendo problemas de alojamiento en Sevilla. En 1964 se trasladaron personas procedentes de los derribos de chozas de otras áreas. En 1965 se construyen 1.008 viviendas más y en los setenta y ochenta continúan las edificaciones. Allí son desplazados los residentes de áreas chabolistas de la ciudad y población gitana, que supone cerca de un 15% de los habitantes del Polígono Sur. Durante estas cinco décadas, las Administraciones abandonan la prestación de servicios públicos en la zona. Para el investigador Francisco José Torres el problema se debe también a la actuación del Ayuntamiento en 2004 (PSOE), cuando dio a 44 familias del barrio chabolista de Los Bermejales 42.000 euros en mano a cada una para que se fueran de allí.  (...).

lunes, 21 de octubre de 2013

¿Qué hay detrás de las estadísticas?

A menudo las estadísticas ofrecen números, índices, porcentajes, etc… que pretenden mostrar la realidad de lo que acontece a nivel delincuencial.  Cualquier ciudadano entiende  el aumento o disminución de la cantidad de infracciones penales en números absolutos, pero, sin embargo, existe un concepto que recoge más acertadamente lo que cualquier persona percibe. Porque la percepción del delito a menudo no va aparejada con la disminución de la tasa delictiva, sino que, paradójicamente, con menores tasas de criminalidad el ciudadano puede percibir subjetivamente un mayor miedo al delito.
Más allá, la plasmación sobre un mapa de aquellos lugares en que ocurren los hechos delictivos se convierte en una herramienta que permite conocer o plantear hipótesis sobre  su origen, causas y, aún, posibles soluciones. Pero para ello, es básico realizar previamente un análisis de los datos estadísticos para posteriormente obtener un diagnóstico que permita identificar el problema, sus causas y que permita proponer soluciones.

Como se ve, se parte aquí de una perspectiva securitaria  de índole preventiva más más allá de  la tradicional reactiva.
Por supuesto que en los presupuestos de partida, en el enfoque con que se tomen los datos estará implícito también el sentido interpretativo que tendrán los mismos.
Por ejemplo, cuando se analizan las infracciones penales contra las personas de una demarcación policial concreta aparecerá un número absoluto que sumará los delitos y las faltas, aparecerá un porcentaje que nos indicará la evolución temporal del índice por meses o por años, pero escasamente una información mayor y más rica. Sin embargo, cuando los datos se desagregan por sexos, edades, formación académica, nivel económico, lugar donde viven los afectados o donde ocurren los  hechos, obtenemos una idea más precisa que ayuda al investigador a formar una imagen más cabal del hecho delictivo, de sus posibles causas y, por qué no, soluciones posibles.
Pues bien, este el presupuesto teórico del que partí cuando hace unos cuatro años realicé para una demarcación concreta un análisis desagregado de los datos, análisis que dura incluso hoy y que está en marcha. En el análisis de los datos es curioso obsevar como la mayoría de las infracciones penales relativas a las personas ocurren en un alto porcentaje en áreas concretas del espacio urbano: los jardines, parques o simplemente la vía  pública, pero cuando analizamos el sexo vemos que sus protagonistas son femeninas en una mayoría; sin embargo, cuando los autores son hombres los hechos a menudo revisten el carácter de delitos y su ocurrencia está más relacionada con lugares de ocio (bares, clubs de alterne, discotecas, pubs, etc…) aunque también con los espacios públicos.  Como se aprecia,  el análisis del fenómeno cruzando las variables lugar de ocurrencia y sexo arroja una primera aproximación a la naturaleza del fenómeno.
No obstante, cuando a esto se añade la variable lugar de residencia el fenómeno analizado cobra un matiz social indudable. La residencia indica en los casos de faltas contra las personas que en un amplio porcentaje se producen entre personas que viven en viviendas sociales, lo cual nos sitúa ante otro aspecto a reseñar: el económico. Que la mayoría de autores y/o víctimas residan en este tipo de viviendas nos lleva a una primera reflexión: la de que precisamente en  esa circunstancia reside una de las causas del problema. No es baladí afirmar también que si se estima otra variable como la del nivel de instrucción de las personas involucradas en estos hechos observaremos también en un amplio margen que el nivel de estudios es básico. 
Todo ello puede llevar a proponer la hipótesis de que las personas que viven en ese tipo de viviendas con un nivel económico y cultural similar tienen un mayor índice de infracciones penales contra las personas derivadas entre otras cosas de que posiblemente la falta de otras habilidades sociales haga que los problemas interpersonales se resuelvan de forma tan expeditiva.
En muchas  poblaciones se ha promovido una política pública de vivienda que ha desembocado en la guettización debido a la promoción de viviendas denominadas sociales en aquellos lugares en que el precio del suelo era más barato y seguramente realizadas bajo el criterio de economía de costes, de tal forma que personas con un perfil socioeconómico similar ocupan dichas viviendas haciendo que los problemas se amplifiquen dado que se pueden generar ciertos  problemas de convivencia entre los habitantes de las mismas. De hecho, cuando situamos en un mapa urbano los lugares donde viven sus protagonistas observamos que, como decíamos, el dato simple de la dirección adquiere toda su entidad ya que de ese modo se evidencian las densidades en aquellas promociones de viviendas que jalonan el espacio urbano o en los espacios públicos próximos a ellas.
No es gratuito hacer estas observaciones y focalizar estas problemáticas desde esta perspectiva ya que conociéndolas se pueden establecer políticas preventivas a medio y largo plazo. Medidas como que la política de vivienda pública pase por la promoción y subvención para reformar viviendas dentro del casco antiguo de las ciudades de forma que se evite la guettización;  estimular el movimiento vecinal; analizar la posibilidad de poner en marcha una escuela de padres para a muy largo plazo tratar de influir en los más pequeños a través de los padres; analizar los condicionantes físicos de los lugares con mayor densidad de este tipo delictivo para desde la perspectiva de los CPTED mejorar en la medida de lo posible el espacio urbano vivido y en definitiva encaminar las diversas medidas hacia la consecución de una mejor calidad de vida de los ciudadanos para lograr ex ante una mayor seguridad subjetiva.

En definitiva, mantengo que el análisis estadístico desagregado y analizándolo desde esa perspectiva espacial puede ayudar a entender el origen, las causas de los problemas sociales en el ámbito de la seguridad ciudadana pero entendiendo que las soluciones a los mismos deben ser transversales y que se debe superar el concepto represivo de la seguridad pública por otro de carácter marcadamente preventivo. Para ello, todos los entes sociales formales e informales pueden aunar sus esfuerzos para un fin común.


NOTA:  Estos análisis e hipótesis son solamente eso, especulativos, teniendo en cuenta que sus conclusiones no son extrapolables fuera del ámbito nacional y que se enmarcan en el ámbito competencial de la Guardia Civil.

miércoles, 26 de junio de 2013






Turquía, Brasil y sus protestas: seis sorpresas

Los movimientos de protesta que florecen en el planeta comparten algunas características

22 JUN 2013 - 13:48 CET

EL PAÍS, 22/06/2013. EL OBSERVADOR GLOBAL


Primero fue Túnez, luego Chile y Turquía. Y ahora Brasil. ¿Qué tienen en común las protestas callejeras en países tan diferentes? Varias cosas… y todas sorprendentes.

1. Pequeños incidentes que se hacen grandes. En todos los casos, las protestas comenzaron con acontecimientos localizados que, inesperadamente, se convierten en un movimiento nacional. En Túnez, todo empezó cuando un joven vendedor ambulante de frutas no pudo soportar más el abuso de las autoridades y se inmoló prendiéndose fuego. En Chile fueron los costes de las universidades. En Turquía, un parque y en Brasil, la tarifa de los autobuses. Para sorpresa de los propios manifestantes —y de los Gobiernos— esas quejas específicas encontraron eco en la población y se transformaron en protestas generalizadas sobre cuestiones como la corrupción, la desigualdad, el alto costo de la vida o la arbitrariedad de las autoridades que actúan sin tomar en cuenta el sentir ciudadano.
 NOTA: Algunas de estas cuestiones se vio en mi último post cómo también propiciaron los disturbios en Estocolmo.
2. Los Gobiernos reaccionan mal. Ninguno de los Gobiernos de los países donde han estallado estas protestas fue capaz de anticiparlas. Al principio tampoco entendieron su naturaleza ni estaban preparados para afrontarlas eficazmente. La reacción común ha sido mandar a los agentes antidisturbios a disolver las manifestaciones. Algunos Gobiernos van más allá y optan por sacar al Ejército a la calle. Los excesos de la policía o los militares agravan aún más la situación.
La principal sorpresa de estas protestas callejeras es que ocurren en países económicamente exitosos
3. Las protestas no tienen líderes ni cadena de mando. Las movilizaciones rara vez tienen una estructura organizativa o líderes claramente definidos.
Eventualmente destacan algunos de quienes protestan, y son designados por los demás —o identificados por los periodistas— como los portavoces. Pero estos movimientos —organizados espontáneamente a través de redes sociales y mensajes de texto— ni tienen jefes formales ni una jerarquía de mando tradicional.
4. No hay con quién negociar ni a quién encarcelar. 
 La naturaleza informal, espontánea, colectiva y caótica de las protestas confunde a los Gobiernos. ¿Con quién negociar? ¿A quién hacerle concesiones para aplacar la ira en las calles? ¿Cómo saber si quienes aparecen como líderes realmente tienen la capacidad de representar y comprometer al resto?
5. Es imposible pronosticar las consecuencias de las protestas. Ningún experto previó la primavera árabe. Hasta poco antes de su súbita defenestración, Ben Ali, Gadafi o Mubarak eran tratados por analistas, servicios de inteligencia y medios de comunicación como líderes intocables, cuya permanencia en el poder daban por segura. Al día siguiente, esos mismos expertos explicaban por qué la caída de esos dictadores era inevitable. De la misma manera que no se supo por qué ni cuándo comienzan las protestas, tampoco se sabrá cómo y cuándo terminan, y cuáles serán sus efectos. En algunos países no han tenido mayores consecuencias o solo han resultado en reformas menores. En otros, las movilizaciones han derrocado Gobiernos. Este último no será el caso en Brasil, Chile o Turquía. Pero no hay duda de que el clima político países ya no es el mismo.
6. La prosperidad no compra estabilidad. La principal sorpresa de estas protestas callejeras es que ocurren en países económicamente exitosos. La economía de Túnez ha sido la mejor de África del Norte. Chile se pone como ejemplo mundial de que el desarrollo es posible. En los últimos años se ha vuelto un lugar común calificar a Turquía de “milagro económico”. Y Brasil no solo ha sacado a millones de personas de la pobreza, sino que incluso ha logrado la hazaña de disminuir su desigualdad. Todos ellos tienen hoy una clase media más numerosa que nunca. ¿Y entonces? ¿Por qué tomar la calle para protestar en vez de celebrar? La respuesta está en un libro que el politólogo estadounidense Samuel Huntington publicó en 1968: El orden político en las sociedades en cambio. Su tesis es que en las sociedades que experimentan transformaciones rápidas, la demanda de servicios públicos crece a mayor velocidad que la capacidad de los Gobiernos para satisfacerla. Esta es la brecha que saca a la gente a la calle a protestar contra el Gobierno. Y que alienta otras muy justificadas protestas: el costo prohibitivo de la educación superior en Chile, el autoritarismo de Erdogan en Turquía o la impunidad de los corruptos en Brasil. Seguramente, en estos países las protestas van a amainar. Pero eso no quiere decir que sus causas vayan a desaparecer. La brecha de Huntington es insalvable.
Y esa brecha, que produce turbulencias políticas, también puede ser transformada en una positiva fuerza que impulsa el progreso.

domingo, 9 de junio de 2013

A propósito del conflicto social en los suburbios



El conflicto social en los  suburbios de Estocolmo.

Mapa de Disturbios en Estocolmo. Mayo de 2013
A propósito de lo ocurrido a finales del mes de mayo en los barrios periféricos de la ciudad sueca de Estocolmo y de cómo los abordan los medios de comunicación se me ocurren varios comentarios al hilo de los post recientes de este blog. Todos ellos utilizan una serie de adjetivos para describir el paisaje urbano y social que se respira en lo que algunos llaman directamente “islas” o “espacios segregados”; me interesa fijarme en estos detalles y no en el fenómeno violento en sí, que podría considerarse como una expresión  de aquello que de otro modo no tiene cabida para expresarse o que de otra forma no alcanzaría el eco buscado; y no es baladí hacer esta afirmación, tras los disturbios el presidente del gobierno conservador sueco ha prometido mayor inversión en infraestructuras y servicios sociales.



Carlos LAORDEN publicaba en El País  un artículo titulado “La violencia incendia las barriadas de inmigrantes de Estocolmo”. En su arranque da algunas pinceladas que ya dejan entrever en sí mismas unas causas que a la vez son síntomas también de los altercados que asolaron esas barriadas periféricas como Husby o Tesla. Habla de la “destartalada estación de tren de Husby, donde hileras de bloques de apartamentos homogéneos se extienden por zonas mal urbanizadas y sin apenas comercios”.  La asociación juvenil Megafonen habla directamente de carencias sociales y critican el racismo, el desempleo y que los peores colegios estén en estas barriadas periféricas. Y es ahora, al socaire de los disturbios cuando las autoridades públicas anuncian un plan de inversiones para las “zonas más vulnerables”.Pero no solo eso, el autor también recoge la sensación de “aislamiento” que los habitantes de estas islas urbanas tienen. Aislamiento físico del resto del área metropolitana de Estocolmo como también de segregación social por el resto de la sociedad sueca que de facto relega un alto porcentaje de inmigrantes a estas barriadas.


Juan M. ÁLVAREZ titulaba otro artículo publicado por el diario El País “Utopía sueca: ¿fin de trayecto?”. En él lo más destacable para el propósito de este blog  es que habla de algo muy importante para entender la naturaleza y algunas causas del problema: “la pérdida del sentido de comunidad”, el imperio de la ingratitud.

Como ya he hablado en otras entradas de este blog la potenciación del sentido comunitario es una herramienta poderosa para dar identidad al grupo humano, para darles sentido, para canalizar sus necesidades y para erigirse en interlocutor válido de tal forma que la activación de ese canal, de esa vía haga verdaderos ciudadanos a unos individuos que de otro modo están aislados, disgregados y que no son capaces de establecer un canal de interlocución social válido y eficaz.


Óscar GUTIÉRREZ titula “Suecia despierta de su sueño integrador” un artículo publicado también el El País donde da voz a un joven que se queja de que es la oficina de inmigración al que asigna la vivienda a los inmigrantes . Posiblemente, esa política urbana y social no sea del todo correcta ya que de funcionar así lo que  estimula es la “guettización” de esas barriadas periféricas, lo que unido a la falta estímulo de políticas sociales asistenciales y de otro tipo consigue agravar los problemas en lugar de solucionarlos. Es en este sentido que el autor señale que tras siete años en el poder el partido conservador  no parezca haber hecho lo suficiente por evitar la desconexión de la población inmigrante del resto de la sociedad sueca, desconexión como vengo diciendo  física y social que se traduce en falta de integración.


Rafael POCH en su artículo “Banliues nórdicas” publicado el 26/05/13 en la Revista LAVEUDAFRICA señala algunas notas que vuelven  a mostrar causas y síntomas a la par del estallido social: “El dispensario y el centro social del barrio se cerraron por falta de fondos, las escuelas se han abandonado y de forma paralela se ha incrementado la presencia policial”; incluso menciona que frecuentemente el aumento de población imigrante en un barrio suele ir acompañado de la salida de los suecos, de tal suerte que cuando los suecos desaparecen  se cierran comercios, hay que pagar incluso por aparcar a cualquier hora del día, etc… Son factores todos que sumados hacen que la gente, que la población se sienta abandonada.

Aquí el autor se fija en cuestiones nada desdeñables para entender el clima social que se vive a diario en unas barriadas en que la tasa de paro es mayor que la del resto de la población sueca; en que el desconocimiento de la lengua sueca es palpable, en que la tasa de abandono escolar es superior a la media; barriadas que a raíz de la crisis han visto mermar sus servicios sociales básicos (centros sociales, inversiones en escuelas servicios médicos) , con una palpable falta de mantenimiento de las infraestructuras básicas (transporte, viario, espacios públicos), impuestos o tasas arbitrarias y donde se aprecia que no existe una estrategia por parte de las administraciones para de una forma holística abordar los diferentes aspectos de un mismo problema.


En la misma revista se publica otro artículo titulado “Els  guetos d´Estocolmo, illes d´ostracisme social” publicado el 28/05/13. En él se habla de estas barriadas  como islas, como suburbios aislados. Muestras de un estado del bienestar en retroceso que no solo comporta  la pérdida de bienestar material sino también la pérdida del sentido comunitario.

De nuevo aparece el aspecto comunitario, la utilidad, la necesidad de potenciar la Comunidad como vehículo social para que los ciudadanos encuentren y utilicen un cauce que de sentido y entidad a sus necesidades y que los cohesione como ciudadanos con unos vínculos que ellos mismos construyan, encuentren y se den.   Esa es una herramienta, como ya he dicho, para construir una sociedad más justa y más cohesionada; pero no única, junto a ella, otras deben ser abordadas como parte de un proceso social que aprehenda  el problema en toda su dimensión: física, social, cultural, económica y, por qué no, policial también desde la potenciación de la prevención y no de la represión.

martes, 21 de mayo de 2013


En el campo español soplan aires de Far West

Cada hora se producen tres atracos en explotaciones agrícolas y ganaderas


Guardas forestales armados vigilan la recogida de aceituna en una finca de Córdoba, tras las denuncias de robos. / JUAN MANUEL VACAS

Una pregunta se hacen estos días los vecinos de algunos pueblos de Ourense cercanos a la frontera con Portugal: ¿quiénes se comerán los 15.000 kilos de carne que saldrán de los casi 100 terneros que ha robado una banda de cuatreros? Se los llevaban de 13 en 13 hasta que hace unos días se superaron: 53 de un golpe. El campo español tiene un aire a far west de un tiempo a esta parte, con sus patrullas armadas, sus vigilantes con pistola y cuatreros que nadie conoce.
En el mejor de los supuestos, cada hora se producen tres asaltos en el campo español. Probablemente, en localidades del sur y el este de España. Y, si hubiera que afinar más, serían Almería y Valencia las provincias más afectadas. Se trata de una violencia discreta y sorda (de baja intensidad, añaden los técnicos en su argot) porque el mundo rural no tiene el altavoz de las grandes poblaciones. Es una plaga que dura cuatro años. Lo más peligroso, sin embargo, es que lo sustraído entra en la cadena de consumo, bien a través de mercados de segunda mano, de venta ambulante o del circuito convencional.

domingo, 12 de mayo de 2013

Comunidad y CPTED



Comunidad y CPTED. Relaciones con el Plan Integral de Seguridad Ciudadana.



Sigo indagando sobre la última entrada en el blog a propósito de la comunidad. El Manual sobre Espacios Seguros de Paz Ciudadana da una definición del concepto y le añade algunas notas, algunos adjetivos que lo acotan desde la perspectiva que me interesa reseñar en este blog para mis propias investigaciones.


“La  Comunidad consiste en un grupo de personas que ocupan un espacio determinado; dicho grupo comparte elementos de identidad en común entre sus integrantes tales como una historia, creencias, cultura, religión y/o modo de vida que les diferencia de otros grupos que ocupan el mismo espacio”.

Un grupo puede formarse en torno a intereses, actividades u objetivos en común, por ejemplo.
La organización de un grupo  o Comunidad Local puede ser de dos tipos:
-formal: asociación, sindicato, junta de vecinos, etc.., es decir, aquellos grupos con personalidad jurídica propia.
-informal: grupo de amigos, grupo parroquial, etc…

Mediante el CPTED ciertos tipos de delitos y la percepción del temor al delito pueden reducirse y,  por ende,  pueden elevar la calidad de vida de la comunidad. Pero para ello el espacio urbano y sus características ambientales deben estar planificados, diseñados y manejados apropiadamente. Para ello es de vital importancia establecer, diseñar un plan integral de seguridad ciudadana.
El Plan Integral de Seguridad Ciudadana debe establecer un adecuado diagnóstico social en que se aborden  los problemas sociales de la comunidad y de sus actores, así como también un análisis geográfico del espacio en que se vaya a desarrollar  o establecer el plan integral de seguridad ciudadana.
Una característica o un objetivo principal de la prevención de la delincuencia  a través del diseño del espacio  urbano es quizás que se trata en definitiva de mejorar la cohesión social de la comunidad. ¿Cómo? Mediante el estímulo de la participación de la ciudadanía en la modificación del espacio urbano y sus características ambientales.

Esta estrategia basada en el CPTED  se asienta sobre varios principios:
-Promover la vigilancia natural.
-Fomentar el control natural de los accesos.
-Estimular la confianza y colaboración entre vecinos.
-Reforzar la identidad con el espacio público. (Estimular la participación ciudadana).
-Diseñar y Planificar barrios a una menor escala. En realidad a mayor escala, a escala micro, el ciudadano siente que puede controlar su espacio, que responde a su tamaño personal).
-Fomentar la participación y responsabilidad de la comunidad.
-Administrar adecuadamente los espacios públicos.

Taller de entrenamiento en análisis delictual 2013



Fundación Paz Ciudadana con la colaboración de la International Association of Crime Analysts (IACA) y el auspicio de Motorola Solutions Foundation tienen el agrado de invitar a participar en el: 3er. TALLER DE ENTRENAMIENTO EN ANÁLISIS DELICTUAL

PROCEDIMIENTOS PARA EL ANÁLISIS Y LA REDUCCIÓN DE DELITOS

Los cursos se realizarán durante los días 27 de mayo al 1° de junio de 2013, entre las 09.00 y las 18.30 hrs. en la Escuela de Investigaciones Policiales de la Policía de Investigaciones de Chile, ubicada en Av. Gladys Marín N° 5783, Estación Central, Santiago.
El valor de la inscripción al taller es de US$ 100 ($48.000 pesos chilenos).


INSCRIPCIÓN: Los interesados deben completar formulario de inscripción que se encuentra al final de esta página y enviarlo junto al comprobante de pago al correo: analisis.delictual@pazciudadana.cl