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lunes, 23 de marzo de 2015

Big Data. La falacia neopositivista

Big Data. Falacia neopositivista.
Manuel Fernández.
Laciudadviva.blog

En cualquier caso, detrás de esta reclamación de una nueva capacidad científica reside la retórica y la realidad del big data. Las implicaciones de las capacidades de recolección, almacenamiento, procesamiento y explotación de cantidades masivas de datos en un escenario de datificación de cualquier realidad social, empresarial, económica, etc. apenas han sido exploradas de manera crítica. De nuevo, nos encontramos ante una primera fase de socialización espectacularizada de un concepto y unas tecnologías que sólo ahora empiezan a apuntar sus desafíos (The data revolution. big data, open data, data infrastructures and their consequences, de Rob Kitchin, es una buena ventana para estudiar estas consecuencias). Uno de estos desafíos, quizá el que más se relaciona con el día a día ciudadano y el más capaz de generar impactos mediáticos es el relacionado con su potencial como tecnología de control y vigilancia  y como mecanismo de discriminación laboral, criminal o como consumidores.

En este sentido, podemos hablar de una ansiedad creciente sobre la reducida capacidad de actuar frente a mecanismos de control social automatizados, invasivos, imperceptibles y masivos que están detrás de episodios de espionaje, pero también en niveles más cotidianos (principalmente, a través del control de preferencias y gustos para la manipulación comercial como consumidores). Sin embargo, el desafío va más allá y, en muestro caso, nos interesa más su relación con la pretensión de construir unas nuevas bases científicas para el estudio del hecho urbano y la ciudad contemporánea. Kate Crawford, por ejemplo, ha planteado claramente cómo funciona esta mitología del big data como aspiración de verdad y perfección tan seductora que atrae a empresas de todo tipo y también a gestores públicos, encantados de poder disponer de un aparato técnico supuestamente neutral que les permita parapetarse en el “no fui yo, fueron los datos” cuando las cosas salen mal.

La propuesta de “revolución” científica del big data no implica sólo una acumulación cuantitativa de información para la mejora del conocimiento, sino también una mejora cualitativa al permitir traspasar los límites de la ciencia normal para llegar a una nueva revolución científica. Con estas premisas, el movimiento del big data ofrece un nuevo campo de actuación en el ámbito del análisis predictivo, el análisis de sentimientos (principalmente a través de la exploración de las redes sociales), las ciencias naturales (la secuenciación genómica, por ejemplo), el urbanismo cuantitativo o el periodismo de datos, por citar sólo unas ejemplos de aplicación. En este sentido, no es más que una reedición de las promesas del positivismo, instrumentadas ahora por un aparato de gestión informacional sin precedentes. Con ello reaparece en la sociedad y en el espectro del conocimiento científico la posibilidad de conocer de manera objetiva, neutral y desinterasada la realidad a estudiar, reflejada ahora en los datos masivos observados a través de una metodología –el big data y el uso de algoritmos- capaz de ofrecernos una imagen supuestamente perfecta de la realidad. Esta ideología cultural de fetichización de los datos se ha infiltrado en la sociedad, en las prácticas científico-tecnológicas, en los discursos institucionales y en los estudios sociales en una época dominada por las redes sociales como espacio de socialización y, sobre todo, de promoción de nuevos negocios y novedades tecnológicas. El big data se presenta, de hecho, como un asidero en el que las ciencias sociales pueden incluso quitarse de encima su complejo frente a las ciencias matemáticas, ya que ahora disponen de un instrumental para dotar de potencial estadístico comparable al de otras ciencias cuantitativas

Analizando esta aspiración, Boyd y Crawford en Critical questions for big data: Provocations for a cultural, technological,  and scholarly phenomenon apuntan una serie de desafíos que el big data no puede evitar afrontar:

• La pretensión de objetividad y exactitud son una ilusión

• Más datos no implican siempre mejores datos

• Sin contexto el big data pierde su significado

• Que sea accesible no lo hace ético necesariamente

• Acceso limitado al big data crea nuevas brechas digitales

En el escenario de espectacularización y banalización de las potencialidades y limitaciones del big data y las smart cities, el riesgo de los sesgos y las exclusiones de información, afectan a nuestra capacidad de entender por completo una ciudad a través de la datificación de su funcionamiento. A esta debilidad, las expectativas siempre responderán con una misma salida: si faltan datos, es precisamente porque necesitamos más datos, necesitamos ampliar el alcance de lo que podemos datificar, convirtiendo cualquier crítica sobre la insuficiencia de datos en un absurdo. Sin embargo, es precisamente en las ausencias de lo que no es cuantificable o lo que no es donde se abren las brechas para la crítica del neo-positivismo de los datos como escenario de conocimiento perfecto de la realidad. ¿Quién deja rastro de sus actividades en la ciudad? ¿Quiénes participan en los circuitos e infraestructuras captadores de datos digitales? ¿Es esta la realidad reflejada a través de estos rastros digitales? ¿Quién no participa de estos circuitos de datificación? Y, sobre todo, ¿de qué manera el uso del big data responde a una realidad fraccionada?

Todas estas posibilidades tecnológicas abren nuevos campos de exploración para mejorar la gestión de la ciudad y para ampliar nuestra experiencia urbana. De hecho, ya está pasando. Pero necesitamos hacernos muchas más preguntas y cuestionar sus limitaciones a la hora de describir o transformar la complejidad de la vida social en la ciudad.

Manu Fernández (@manufernandez) es analista urbano y autor del blog Ciudades a Escala Humana. Consultor independiente, actualmente se encuentra desarrollando su tesis doctoral sobre la narrativa de las smart cities.

domingo, 22 de marzo de 2015

Qlikview Bigdata para atrapar al ladrón

ALBERTO G. LUNA18.02.2015 – 05:00 H.
TAGSTECNOLOGÍASOFTWARE

En Malmö (Suecia), una multitud de personas son disparadas mientras esperan en una parada de autobús, en el interior de sus coches o accediendo a ellos. Una de ellas muere y varias más resultan gravemente heridas. Tras un largo tiempo de infructuosas investigaciones, la Policía decide apostar por una tecnología de búsqueda hasta ese momento desconocida que le permite analizar los datos e informes existentes sobre el caso y realizar, de esta forma y en tan sólo unos minutos, todo el trabajo que de haberse hecho manualmente a un agente le habría llevado 43 años.
En algún lugar de Guinea un brote de ébola se propaga hasta lograr expandirse primero por Liberia y Sierra Leona, para después terminar contagiando a decenas de miles de personas de otros países como Mali, Nigeria o Senegal, y varios sanitarios de España, Reino Unido y EEUU. Además de poner al descubierto las insuficiencias de la OMS a nivel administrativo y técnico (en palabras de su propia directora general, Margaret Chan), la pandemia sirve para que las ONGs y organizaciones de salud estrenen una plataforma tecnológica que les permite visualizar patrones tales como dónde se han infectado las personas, cómo se propaga el virus a través de las fronteras y las distintas tasas de mortalidad. Esta información se convierte en fundamental para distribuir los recursos médicos adecuados de forma más rápida y eficiente.
Si se están preguntando qué relación guardan ambas tragedias, la respuesta es sencilla: Qlik.
Una tecnología basada en la búsqueda asociativa
Qlik es la compañía de origen sueco creadora de QlikView, una tecnología basada en la búsqueda asociativa que permite a sus usuarios explorar cualquier tipo de información libremente, en lugar de verse limitados por consultas predefinidas. Esta herramienta ofrece la posibilidad de realizar análisis intuitivos, sin esperas, y la capacidad de consolidar y cruzar datos.

Para resolver el asesinato ocurrido en Malmö por ejemplo, la policía sueca introdujo en la plataforma la ingente cantidad de informes criminales generados durante más de diez años. Les llevó tan sólo tres horas cargarlos y configurar documentos interactivos hasta poder comenzar a investigar los resultados obtenidos. Gracias al poder de análisis de QlikView para procesar información de diversas fuentes, pudieron cotejarlos con los datos aportados a través del número de teléfono de atención policial por ciudadanos que fueron testigos de los ataques.
La conclusión a la que llegaron las autoridades suecas fue bastante contundente: "Hemos podido acceder a una gran cantidad de información en tiempo récord, además de encontrar coincidencias que de otra forma difícilmente habrían sido detectadas". Y es que sin ella los policías se tendrían que haber leído todos y cada uno de los informes criminales para encontrar una pista que les llevara a un sospechoso. QlikView sin embargo les permitió realizar búsquedas por ciudad, hora del día, informe de comportamientos o cualquier otro detalle sin aparente importancia como puede parecer por ejemplo un coche rojo.
Según ha explicado a Teknautas Jose María Alonso, Director General de Qlik Ibérica, "nuestra solución permitió integrar y analizar 2 millones de informes conformados por dos 2 billones de filas de datos. Estos informes reunían el historial de crímenes de 10 años y les llevó tan sólo tres horas cargarlos. Esta analítica se puede aplicar tanto en otros casos criminales como en áreas tan diversas como la educación o la sanidad ya que permite analizar miles de datos en muy poco tiempo y sacar conclusiones de manera rápida y visual, lo que hace más sencillo no solo el análisis sino también la posterior valoración de los resultados".
En el caso del ébola, hasta ese momento era muy difícil unir todos los cientos de datos que había para comprender la manera en que la enfermedad se propagaba. De ahí que Qlik desarrollase una aplicación para las ONGs y organizaciones de salud que permitió realizar un seguimiento y analizar la progresión del virus.
Objetivo: reducir los crímenes en áreas específicas
Pero son muchos más los que están explotando los beneficios de esta tecnología. Entre los clientes de esta empresa, que cotiza en el Nasdaq y se encuentra en el Fast Tech 25 de Forbes, se encuentran gigantes como Canon, Panasonic, Gatorade, Iberia, Vodafone, FCC, Seur, Freixenet o Qualcomm. Aunque también cuenta con otros clientes mucho más modestos. Madrid Salud y los centros médicos españoles Virgen del Pilar en San Sebastián, Santa María de la Asunción en Tolosa o El Carmen en Orense, ya están apostando por este avance para gestionar su información y obtener, de esta forma, estadísticas e informes detallados.

"Actualmente estamos midiendo desde las respuestas sobre una determinada pregunta en las distintas encuestas que planteamos a nuestros pacientes hasta el índice de rotación de las camas. Lo que hacemos era inasumible en el pasado. Antes nos habría resultado imposible monitorizar 180 indicadores", ha explicado el responsable de Informática del centro médico El Carmen, Marcos Magallanes.
La analítica de Qlik también ayuda a ONGs como Médicos sin Fronteras en Suecia a través de su programa Change Your World, que otorga licencias gratuitas de QlikView. Esto permite que estas organizaciones mejoren la visibilidad de la información necesaria para asegurar la eficacia y eficiencia de sus programas a organizaciones internacionales de asistencia sanitaria, medioambientales y humanitarias.
¿Dónde están los límites de esta tecnología? Desde Qlik no se atreven a fijarlos. De momento la Policía de Malmö ya tiene entre sus planes desarrollar más aplicaciones QlikView para monitorizar los robos de coches y los asaltos. Algo similar a lo que ya hace Memex, un buscador que perfectamente podría ser llamado "el Google para descubrir delincuentes" y que es utilizado para detectar a las mafias que trafican con mujeres.
Memex genera sofisticadas infografías que representan las relaciones entre las distintas páginas web (incluidas las que no son detectadas por Google de la Deep Web), es capaz de buscar no sólo texto sino también imágenes, descifrar números que son parte de una imagen, reconocer lugares donde fueron tomadas las fotos independientemente de sus sujetos y cotejar toda esta información con multitud de bases de datos. Desde su lanzamiento hace un año, ha tenido un gran éxito en investigaciones contra el tráfico sexual. El fiscal de distrito del condado de Nueva York, Cyrus Vance, afirmó que Memex ha generado pistas para 20 investigaciones y se ha usado en ocho juicios.
Uno de los objetivos de ambas tecnologías, como el de otras muchas de software que se dedican a visualizar y organizar la creciente cantidad de información en línea, es reducir los crímenes en áreas específicas. Que lo consigan o no parece que sólo es cuestión de tiempo.


sábado, 21 de marzo de 2015

La no Ciudad. A propósito de Ciudad Juárez. JORDI BORJA.

La No Ciudad.
Publicado en www.ciudad.blog.edu.uoc. Marzo 2015

En un breve e interesante libro reciente Mike  Davis, expone que “los latinos  salvarán a la ciudad gringa” (es el título de la obra). Jane Jacobs, en su clásico sobre La vida y la muerte de las ciudades norteamericanas sentó las bases de la negación o autodestrucción de las ciudades. La ciudad es ante todo espacio público, mezcla de poblaciones y actividades, sentimiento de posesión compartida de la ciudad en sus calles y plazas. La ciudad solamente con edificios, sean  para vivir o para trabajar   y  con medios de transportes e infraestructuras, no es ciudad, es en el mejor de los casos una zona urbanizada. Un cuerpo sin alma, le falta la ciudadanía, es decir la dimensión  pública, la expresión de la vida colectiva. Los ciudadanos se expresan en el espacio público, son  “conciudadanos”, se es ciudadano en su relación los otros, iguales en derechos y deberes. La ciudad late a partir de su corazón , el centro, o sus centros en las grandes urbes. Es allí donde se concentran los flujos de las personas y de las ideas, las memorias colectivas y les puntos que transmiten sentido a la vivencia urbana.  El centro irradia sobre la ciudad, de él emergen los ejes estructurantes que ordenan la ciudad. Los ciudadanos se posesionan de la ciudad ocupando su centro, o sus centros. Entonces cuando todos, o una gran masa que los representa, se hace presente en las plazas y calles del centro principal de la ciudad, cuando manifiestan ser un poder social que planta cara al poder político-institucional y al poder económico, entonces devienen plenamente ciudadanos. Y la ciudad es ciudad de ciudadanos, no una simple escenografía.

Hace menos de un mes que estaba en Ciudad Juárez. En algún momento dije, sin afán de menospreciar ni a la ciudad ni a sus habitantes, que “Ciudad Juárez” se podía calificar de “no ciudad”. Ahora añadiría que esta negatividad tiene remedio pero no parece que las fuerzas locales o nacionales se lo planteen. No pretendo analizar el impacto de la violencia sobre la vida urbana, suficientemente conocida. Además es obvio que la existencia de una muy débil, por no decir casi nula, estructura urbana no solo favorece la violencia, además tampoco facilita la generación de contrapoderes civiles. No es la sociedad la culpable, es la incapacidad de las instituciones políticas y económicas más potentes, mexicanas y estadounidenses, que han utilizado una ciudad-puente para que entren y salgan el ejército de reserva de mano de obra, un borde que se utiliza desde el otro lado de la frontera para lo que no quieren  tenerlo en su casa, un campamento para los rechazados o para los inmigrantes mal pagados en las maquilas y marginados en los bordes del borde.

La ciudad es a penas perceptible. Una imagen impresionista se te aparece como los vestigios de una ciudad casi abandonada que se fue disolviendo a la vez que llegaban nómadas y marginales, más deshecha que hecha. Luego percibes elementos dispersos, como un campamento, en el que emergen proyectos de calle que son carreteras polvorientas rodeadas en algunos tramos con edificios de todos los tipos y edades. El centro real es el puente, la no ciudad es la sirvienta de la otra ciudad, una ciudad provinciana, El  Paso, ruralizada y ocupada en gran parte por “chicanos”, con una zona central, comercial, con edificios nuevos, en bastantes casos por iniciativa de inversores de la fantasmal Ciudad Juárez (CJ).  En ésta se adivina algo que fue centro, comercios venido a menos, algunos edificios administrativos, viviendas agazapadas, residuos de prostíbulos que tuvieron tiempos mejores. La gran mayoría del millón trescientos mil habitantes se desparraman por la no ciudad. Los “barrios cerrados” para las numerosas “clases medias”, en compartimentos-estanco, en muchos casos pegados los unos a los otros, pero sin mirarse.  Barrios-gueto propios de los sectores populares, muchos migrantes de otros estados, más o menos marginales, unos más desconectados que otros de la indefinida trama urbana, a la intemperie, sin otra vida social que compartir la supervivencia diaria, el trabajo precario, el sicariado, las bandas, las trabajadoras de las maquilas, gentes de largas horas de transporte, de viviendas frágiles como sus vidas, hombres y mujeres del borde,  de fallidas esperanzas al no conseguir pasar al otro lado de la frontera.

Y las operaciones aberrantes y surrealistas como las Riberas del Bravo y otros conjuntos de viviendas sociales. Unas 15 000 viviendas de pésima calidad, de 30 a 40m2 para familias con frecuencia numerosas. Más del 40% fueron abandonadas muy pronto. Una operación de vivienda social del Gobierno federal para trabajadores estables y con ahorros . En un páramo a más de 20 km de CJ, lejos de todo. Infonavit, el ente público promotor-financiador de estas operaciones, parece tener una vocación de pirómano, como si deseara convertir a los niños y adolescentes en un “sendero luminoso” de la periferia de la “no ciudad”. O más sencillo: ahí crecen las bandas juveniles violentas, sicarios para los narcotrafiantes o traficantes de órganos, matan a partir de los 15 años y mueren antes de los 25.

Hay otras operaciones también dignas de constar en el Guiness, pero finas, sofisticadas y cultas. Una gran Ciudad Universitaria (CU) en Ciudad Juárez. Una gran oportunidad. Perdida. Una iniciativa conjunta del Estado de Chihuahua que cede los predios a la Universidad de CJ en el año 2004. El apoyo del Gobierno federal y la implicación de las principales universidades del país convirtió una operación local en una iniciativa mucho más ambiciosa. Intervienen la UNAM, el Politécnico Nacional, el Tecnológico de Monterrey, las Universidades del Estado de Chihuahua y de CJ, centros de investigación y de enseñanza media superior, etc. Se supone que en pocos años  se concentrarán en  la CU decenas de miles de estudiantes y algunos miles de profesores, investigadores y administrativos. Un aspecto positivo: los jóvenes de sectores populares que habitan en la zona sur del territorio de CJ tendrán un acceso a estos centros de estudio más asequible que si debieran ir a la zona norte donde hay los campus actuales. Pero no se trata de una cuestión escolar, sino de un interés más general que puede benificiar a todos.  Se  trata de estructurar un territorio sobre la base una ciudad mucho más compacta, con una oferta de equipamientos y servicios potente como corresponde a su población y a su economía y con un sistema de infraestructuras y transportes que permita ejercer el derecho a la movilidad en condiciones dignas.

La oportunidad la tenían delante de los ojos. CJ no tiene un área central, ni buena ni mala, no tiene nada. Hay espacios vacíos, edificios que claman el derribo o la rehabilitación, comercios a la deriva, habitantes que huyen a barrios cerrados, oficinas dispersas. La Ciudad universitaria hubiera creado  ciudad: decenas de miles de universitarios, comercios y restaurantes, librerías y cafeterías, oficinas y despachos de profesionales, espacios de ocio y locales de espectáculos, gente en las calles y ambiente de mayor seguridad. No se trata de hacer una CU como la del DF, tangente a la ciudad. En este caso la CU de Juárez sería la ciudad real, lo que no es la actual CJ. Sobre esta base se generan ejes estructurantes de la ciudad que articulen los múltiples elementos dispersos y creen continuidades de actividad y residencia. Y gradualmente las murallas de los barrios cerrados caerán y los conjuntos sociales se rehabilitarán y se integrarán. Se demolerá Riberas del Bravo, así lo espero, y de paso  se debería juzgar a los responsables de un disparate que debe considerarse criminal.

El caso de CU de Ciudad Juárez y de su ceguera ante la oportunidad perdida me lleva a una reflexión sobre México y sus elites políticas y económicas. La fuerza del narco y de la economia delictiva en general, la proliferación de bandas y contrabandas violentas y armadas y la corrupción pública y privada, formal e informal no son los causantes de la crisis sistémica del país. Son el resultado de un vacío de Estado, de una visión irresponsable de la nación por parte de las dirigencias políticas y económicas, de una gestión catastrófica de las políticas públicas y del afán acumulador a cualquier coste de políticos y empresarios, de multinacionales leoninas y de especuladores de todo. Es en este contexto que puede entenderse la ceguera de los responsables de promover la CU. No hay conciencia ni interés ni  comprensión de la función humanizadora de la ciudad y de la necesidad de estructurar el territorio, condición fundamental para la integración social, la articulación económica y la gobernabilidad democrática. Es de lamentar que el valioso capital intelectual que se concentra en la Universidad de Ciudad Juárez no haya sabido reaccionar a tiempo.


Nota del autor: Agradezco la amistosa colaboración del profesor de la Universidad de CJ, Alfonso Luis Herrera, que me guió hace 6 años a Riberas del Bravo y nuevamente en febrero de este año. Así mismo me ha facilitado información sobre la CU. Pero las reflexiones críticas son exclusivas del autor y me temo que no coinciden del todo con mi estimado colega.

jueves, 12 de marzo de 2015

Ciudades Tematizadas y Gentrificación. UOC

CIUDADES TEMATIZADAS. VALENCIA

More Than Green10 marzo, 2015El fin de semana del pasado 14-15 de febrero tuvimos el placer de participar en las jornadas sobre ciudades temáticas que organizaron en Valencia LaDula y MonoDestudio, en colaboración con URBS. La realización de estas jornadas surgió a partir de este debate en Twitter que lanzaron los compañeros de URBSenacción bajo el hashtag#d_tematización a mediados del pasado mes de octubre, el cual sirvió como primer punto de encuentro y discusión sobre el concepto de tematización de las ciudades en términos de ciudad-marca, masificación turística y gentrificación, con todas sus consecuencias sociales, culturales y económicas.El lugar de reunión para las jornadas se estableció en el barrio de Russafa, un escenario idóneo puesto que actualmente se están desarrollando en él algunos de los procesos evolutivos que posteriormente se trataron en los debates, con la ciudad de Valencia y sus excesos como telón de fondo paradigmático (sin perder de vista otros ejemplos como Barcelona o Bilbao, cada uno en su contexto). Fueron dos días intensos en los que nos reunimos tanto algunos y algunas de los que participamos en el debate de Twitter como otras personas interesadas o vinculadas a los procesos urbanos; vecinos de Russafa, del Cabanyal y de otros barrios, junto a representantes de distintos colectivos.La jornada del sábado comenzó con un paseo de reconocimiento por Russafa y su relación con las políticas urbanas que se han venido aplicando en los últimos lustros en Valencia. Este primer acercamiento al contexto físico valenciano lo completó por la tarde una genial Beatriz Santamarina con una ponencia en la que explicó la apuesta política y urbanística por un modelo de espectacularización de la ciudad y sus consecuencias físicas, sociales, culturales y económicas. A continuación, se sucedieron una serie de exposiciones por parte de representantes de los colectivos Amics del Carme, Vivir sin dormir Russafa, AVV de Nazaret y Associació d’Estudis Fallers (ADEF), explicando sus experiencias. Con todos estos ingredientes, se inició el primer debate. Este sería el listado conceptual de la primera jornada:Apuesta por la espectacularización de Valencia, en lugar de desarrollar políticas urbanísticas inclusivas.Arquitectura estrella como catalizador de estas políticas de espectacularización hacia una ciudad galáctica, de imagen y simulacro.Contenedores vacíos de contenido, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el circuito de F1 o la proliferación de nuevos museos a priori innecesarios.Gestión de la marca frente a la gestión de la ciudad.Tres grandes fracturas: social, económica e identitaria.Bipolaridad de la ciudad: la inversión en la marca acentúa la desigualdad. Barracones de uso docente con vistas a la CAC como paradoja representativa.Vacíos en espacios de intercambio como consecuencia física de la fractura social.Gentrificación, se especula con el suelo y con la vivienda, y la hostelería emerge como actividad económica depredadora de otras tipologías comerciales.Desarticulación, ciudad desestructurada y con una falsa movilidad sostenible que fomenta la marginalidad y la exclusión.