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lunes, 25 de marzo de 2013

Geografía del Miedo y Geoprevención.


Son diferentes las aproximaciones desde la Geografía a la amplia temática de la delincuencia y de sus implicaciones territoriales y espaciales, realmente se trata de un enfoque que está influenciado de otras ciencias sociales como la Sociología, la Criminología, el Urbanismo, etc...que hacen que los planteamientos sean pluridisciplinares ya que todas las aproximaciones están influenciadas mutuamente.

Desde la Geografía “securitaria”, existen autores que centran su atención en el miedo al delito, otros en la Geoprevención (HERNANDO: 2008), otros centran sus investigaciones en las consecuencias sociales del miedo al delito, otros en los riesgos. En definitiva, la Geografía del Crimen afronta todas aquellas relaciones que el hombre y los grupos en que se integra perciben la violencia y la plasmación territorial de esas relaciones.

Desde esta perspectiva Sergio TOMÉ, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo destaca en un artículo titulado Los Miedos en la Ciudad (…) como objeto geográfico, la interpretación científica del miedo viene inclinándose hacia los aspectos relativos a la seguridad ciudadana e inmigración. Los peligros y temores, su percepción y manipulación aportan una clave privilegiada para comprender la ciudad en sus factores sociales (…).

El geógrafo Felipe HERNANDO SANZ publicó en 2008 un artículo en la Revista electrónica GEO CRÍTICA un artículo titulado La seguridad en las ciudades: el nuevo enfoque de la geoprevención. Parte de la diferenciación de dos conceptos como son la seguridad ciudadana y la seguridad pública como base de su reflexión ya que según él la seguridad ciudadana implica a la pública e incorpora como elementos básicos o protagonistas a los actores sociales y a los individuos a los que sitúa como sujetos “co-productores” de su propia seguridad. De ese modo, mantiene, se puede establecer un discurso en el que la seguridad de los ciudadanos se sitúe en una perspectiva preventiva y no como hasta ahora reactiva. Y plantea algo muy importante para aunar esfuerzos entre las instituciones y la implicación ciudadana y social de los colectivos en que se integra: la gobernabilidad de la seguridad ciudadana; más allá, supone la articulación de instrumentos para que el diálogo entre los diferentes actores implicados se establezca en base a unos cauces de participación...
Entre otros posibles, desde algunos ayuntamientos se está llevando a cabo la puesta en marcha de Planes de Participación Ciudadana para acercar los ciudadanos a la administración local y viceversa, de modo que para ciertos aspectos (y la seguridad puede ser uno de ellos) de gobernabilidad local los ciudadanos y los grupos en que se integra socialmente puedan encauzar sus inquietudes y de esa forma se produzca una vigorización democrática. Proyecto ROT III Diputación de Badajoz para localidad de Campanario.

Igualmente, reflexiona sobre la realidad de la criminalidad en la sociedad actual. Ya no es suficiente la actuación coercitiva de la policía o de la justicia para resolver los problemas de criminalidad de las sociedades del S.XXI, se impone afrontarlos desde un diseño de política de seguridad ciudadana que sea transversal a otras políticas de índole social, asistencial, educativa y de planificación urbana de alcance más hondo; por ello, la prevención en que los actores sociales son protagonistas de su propia seguridad puede a medio y largo plazo conseguir resultados positivos que redunden en una mayor seguridad real y subjetiva y una mayor cohesión social.

Otros aspectos que trata el mismo autor son las estrategias geopreventivas como él las denomina fundamentándolas en un correcto análisis de los problemas de seguridad, un planteamiento de estrategias que permitan enfrentarlos adecuadamente como entre otras, la prevención del crimen a través del diseño ambiental o en sus siglas en inglés CPTED (Crime Prevention Through Environmental Desing). Aspactos que trataré en otro post.




TOMÉ, Sergio., Los Miedos en la Ciudad. Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo.http://www.uib.es/ggu/pdf_VII%20COLOQUIO/11_TOME_losmiedosenlaciudad.pdf

VVAA. La Ciudad y el Miedo. VII Coloquio de Geografía Urbana, 2004. Barcelona. Universidad de Girona. http://www.uib.es/ggu/pdf_VII%20COLOQUIO/actes%20copia.pdf



lunes, 18 de marzo de 2013

Nuevos Enfoques en Seguridad Ciudadana


IMAGEN 1
Desde antiguo el fenómeno de la criminalidad ha sido estudiado por los responsables del mantenimiento de la Seguridad Ciudadana y ha atraído a disciplinas científicas como la sociología, la geografía, la ecología o la criminología por citar algunas. La Escuela Británica de Cartografía Criminológica realizaba análisis de la criminalidad basándose en el estudio de condiciones económicas, grado de instrucción o sexo y plasmaban sus conclusiones en mapas a escala urbana. Esta elaboración de mapas producto de una sensibilidad ecléctica por los fenómenos relacionados con la criminalidad se ha mantenido hasta nuestros días a través del desarrollo por diferentes ciencias; sin embargo, el auge desde el S. XIX hasta nuestros días de la sensibilidad científica por los temas sociales, de la estadística y la cartografía han hecho que se haya producido un salto cualitativo y cuantitativo en la capacidad de explotación y análisis de los datos estadísticos referidos a la criminalidad.

Desde mediados del S. XX y, aún antes, con la Escuela de Ecólogos de Chicago se han desarrollado técnicas de análisis estadístico que han permitido estudiar con suficiente detalle la cada vez mayor cantidad de datos que proporcionan las diferentes administraciones. Paralelamente, las ciencias sociales han puesto su mirada sobre el análisis de la criminalidad y su creciente importancia en la sociedad actual. De tal modo que de los someros estudios primitivos que ponían en juego variables como edad, grado de instrucción, condiciones económicas…, se ha ido pasando a poner en valor otras técnicas estadísticas más complejas e indicadores como población activa, grado de cohesión social, fracaso escolar, nivel educativo, renta per cápita, tipología de viviendas, etc., y en la actualidad, gracias al desarrollo de la informática, los Sistemas de Información Geográfica son capaces de analizar y mostrar plasmadas en la cartografía todas las variables que se pueden relacionar con el territorio o el espacio geográfico de tal modo que es posible analizar la delincuencia y sus fenómenos asociados espacial y temporalmente identificando lugares en los que existe una mayor densidad de delitos y cuyo estudio puede aproximarnos al conocimiento de las causas que expliquen determinadas concentraciones de hechos delictivos en un espacio geográfico dado.
De este modo se convierten estas herramientas en indispensables para analizar todo lo relacionado no ya con la criminalidad o la delincuencia, sino, más allá, con la seguridad ciudadana entendida ésta de un modo global ya que permite no solo el análisis sino la prospectiva y el planeamiento dirigido de las tareas policiales para atajar la delincuencia no sólo de un modo reactivo como tradicionalmente se venía planteando sino también preventivo.
Así lo consideraron desde los años 60 del S.XX en los EEUU donde desde la universidad ya se venía planteando el uso de los sistemas de información geográfica para analizar los datos relativos a la criminalidad. De tal modo que departamentos de policía de diferentes urbes norteamericanas como Boston, Los Ángeles, New York…, comenzaron a explotarlos como eficaz herramienta para el análisis, planeamiento y mantenimiento de la seguridad ciudadana entendida ésta, como decimos, de un modo global. El Departamento de Justicia de EEUU dedica toda una oficina a este tipo de cuestiones y no solo dota de programas SIG a los distintos departamentos de policía sino que también auspicia la publicación de trabajos de los que quizás el más significativo sea Mapping Crime, Principe and Practice y la promoción de grupos de trabajo como los integrados por el Dr. Luc Anselin de la Universidad de Arizona. En esta línea ha proliferado la aplicación de esta metodología de trabajo en otros países como es el caso de Buenos Aires, Santiago de Chile, Londres, París y sus áreas de influencia metropolitana, etc…
En España, aunque es escasa la información, existen estudios. Es así en el campo de la criminología con autores como Per Stangeland y su análisis de la geografía del crimen en la ciudad de Málaga o en el de la Geografía donde existen grupos de trabajo que centran su interés en aspectos tales como la victimización y el miedo a la delincuencia, narcotráfico y consumo de estupefacientes, aproximaciones desde la economía política, seguridad en los espacios y actividades turísticas, etc… En otro orden se han auspiciado trabajos como el Atlas Criminológico de Madrid entre la universidad y el Consejo Económico y Social de Madrid. Simposios, jornadas, cursos de verano son lugares de reunión en torno a los cuales los especialistas de disciplinas tan aparentemente dispares como la geografía, la economía, la criminología, la sociología o la matemática debaten los aspectos relacionados con la delincuencia desde una visión pluridisciplinar. En este sentido se han publicado trabajos como el titulado Paisaje Ciudadano, con interesantes estudios sobre la ciudad de Lérida conteniendo una amplia representación cartográfica de los análisis planteados que permite entrever las posibilidades que ofrecen estos estudios y el uso de herramientas como los Sig.
En el campo conceptual se han desarrollado una serie de teorías sobre la seguridad ciudadana que la sitúan más allá del típico concepto “represivo” y se adentran en sus aspectos preventivos. Es en este marco en el que tendrían cabida enfoques como la “teoría de las ventanas rotas”, las que inciden en una mayor implicación de los diferentes colectivos sociales, las basadas en el CPTED o diseño urbano, el reforzamiento de la vigilancia natural, etc…
Según la teoría de las “ventanas rotas”, un edificio con las ventanas rotas seguramente provocará que las ventanas que estén bien sean rotas; trasponiendo esta teoría a ciertos espacios urbanos social y físicamente degradados, escasamente iluminados y mal dotados de infraestructuras atraerán mayor número de hechos delictivos e indefectiblemente generarán mayor degradación. No hay que olvidar la gran incidencia que fenómenos como éste pueden tener en la percepción ciudadana del miedo al delito y que pueden afectar al comportamiento social de los ciudadanos afectados; las personas pueden llegar a cambiar sus hábitos sociales o sus rutinas diarias como resultado de esa percepción que les hace no transitar por calles o no frecuentar espacios de reunión vecinal como parques ya que son identificados con situaciones problemáticas o que potencialmente les pueden poner en riesgo de sufrir algún tipo de delito.
Otros enfoques inciden es aspectos como los urbanísticos, es decir, entendiendo que a través del planeamiento urbano se puede incidir en una suerte de prevención natural de ciertos comportamientos si no ya delictivos sí al menos incívicos. Teorías como el CPTED que pone el acento en el diseño urbano de tal modo que mejorando aspectos como la iluminación de ciertas calles, parques u otros espacios públicos, su dotación de infraestructuras sociales que favorezcan la convivencia vecinal, la mejora del paisaje urbano intentando eliminar el impacto visual de espacios y edificios degradados, etc…, intentan conseguir con una intervención de tipo preventivo centrada en las causas mejorar la vivencia del espacio geográfico urbano por los individuos todos componen la sociedad, esto es, por sus actores.
En esta línea se incardina otra teoría como es la que intenta que aumente la vigilancia natural incidiendo en aspectos como la iluminación o la eliminación de ciertos obstáculos que consiguen una máxima que es la de aumentar la posibilidad de ver y ser visto por otros.
Sin embargo, existen otros aspectos no menos importantes a la hora de enfocar correctamente la labor de mantenimiento de la seguridad ciudadana, aspectos como son los sociales. La implicación de los diferentes actores sociales y, más allá, de los individuos mismos en que la consecución de una paz ciudadana no es algo ajeno a ellos es necesario tenerlo en cuenta a la hora de realizar un análisis y un planeamiento de la seguridad ciudadana desde la perspectiva que se está planteando, es decir, desde una perspectiva “preventiva”.
El acento en los aspectos sociales ya fue centro de análisis en la escuela de geografía radical. Básicamente se entendía que los problemas relacionados con la delincuencia o con las oportunidades para ello había que plantearlos desde un estudio de las condiciones sociales de los individuos, del estudio de los “guettos” urbanos, de cómo la pobreza, el nivel de estudios, la existencia de familias desestructuradas junto al hecho de habitar espacios socialmente degradados pueden explicar, por citar solo algunas variables, la existencia de delincuencia y de los problemas comúnmente asociados a ella. En estos planteamientos que abogan por la prevención se incardinan planteamientos como el del “bloque del millón de dólares”. Según este enfoque existen ciertos barrios en ciudades norteamericanas en que mantener a una cantidad de sus habitantes en el sistema penitenciario tiene un coste económico más elevado que el de afrontar otras medidas que sí consigan una reinserción social amplia y duradera de sus habitantes invirtiendo en políticas sociales y de desarrollo urbano dirigidas convenientemente.
En este sentido en nuestra realidad más próxima y cercana la consecución de una mayor implicación de los diferentes actores sociales en el mantenimiento de la seguridad ciudadana entendiendo ésta de forma preventiva es un elemento más que hay que movilizar en la consecución estratégica de una seguridad ciudadana que busque como punto de equilibrio precisamente la paz ciudadana. La puesta en valor de la promoción de relaciones con asociaciones de vecinos, de amas de casa, de jóvenes, de empresarios, de agricultores y el desarrollo de reuniones informativas a cada nivel teniendo siempre en perspectiva la promoción de los aspectos más directamente relacionados con cada ámbito competencial puede conseguir varios resultados u objetivos estratégicos a medio y largo plazo como son la disminución de la percepción subjetiva del miedo al delito al percibir los ciudadanos que por parte de las administraciones públicas se realiza una tarea permanente y efectiva para la resolución de posibles conflictos, el de la información a los diferentes colectivos para que sean ellos mismos los que también tomen parte activa en las tareas de la mejora de la seguridad ciudadana. En este sentido se pueden incardinar los diferentes planes que por parte del Ministerio del Interior se han puesto en marcha respecto al comercio minorista de drogas en colegios y zonas de ocio, conferencias a diferentes colectivos sobre violencia de género, uso de internet por citar algunos dirigidos a diferente colectivos ciudadanos. En ese sentido, yendo más allá, la detección de que ciertas temáticas pueden afectar más a unos colectivos que a otros permite dedicar a cada uno una atención más certera a sus preocupaciones como puede ser el caso de los peligros de internet o de su uso responsable respecto a los jóvenes apoyándose en la estructura educativa; o a las asociaciones de profesionales de distinta índole informando de aquellos planes que en materia de seguridad ciudadana les pueden afectar y tendiendo puentes a través de los cuales la información de interés circule en ambos sentidos de tal forma que como hemos dicho anteriormente se conviertan ellos mismos en protagonistas de su propia seguridad atendiendo al principio de que los ciudadanos y de los grupos y colectivos en que se integran entiendan que la seguridad ciudadana no es algo extraño y ajeno a ellos sino que son parte esencial de la misma.