La producción del espacio. Henri Lefebvre.
Introducción y traducción de Emilio Martínez. Prólogo de Ion M. Lorea.
Capitán Swing. Madrid. 2013. 451 páginas. 22 euros.
Recientemente se ha publicado un artículo para dar reseña de un libro que se vuelve a imprimir después de años. Se trata de la traducción al castellano de un libro del sociólogo HENRI LEFEBVRE titulado La Producción del Espacio, editado en por Capitán Swing en Madrid.
De nuevo resurge la postura marxista para explicar el presente y sus causas. Destaca Manuel
DELGADO el autor del artículo publicado
en EL PAÍS Babelia reseñando el libro la contribución a la lucha actual contra
la apropiación capitalista de las ciudades que se antoja ahora más atroz que
cuando él la describiera.
Se habla de espacios falsos y falseadores disfrazados tras
el lenguaje técnico, es el espacio de los planificadores, de los tecnócratas,
de los urbanistas y arquitectos y de los
administradores.
Menciona cómo Lefebvre hablaba en aquel libro publicado hace
más de cuarenta años de otros conceptos: espacio maquetado y monitorizado por la ideología. Se producen espacios
claros, obedientes, legibles, etiquetados, homogéneos, seguros…, colocados en el mercado a disposición de una clases
medias que sueñan con un universo social
tranquilo, previsible,
desconflictivizado y sin sobresaltos que se diseña para ellos como mera
ilusión y que no va a dejar de estar sometido a los embates de la realidad
social.
Lefebvre define lo urbano como una forma específica de
organizar y pensar el tiempo y el espacio en general (…) lo urbano es la obra de la gente en lugar de imposición como sistema a la gente. La
naturaleza de lo urbano es el encuentro, su simultaneidad, constituyendo y
reconstituyendo centros. El valor de la ciudad reside su uso.
Pero es esta definición de lo urbano mucho más amplia la que retrata mejor la
perspectiva que desde este blog defiendo: Es el espacio diferencial en que se despliega o podría desplegarse la radicalidad misma de
lo social (…) puesto que es teatro espontáneo de y para el deseo, sede de la
deserción de las nacionalidades y del desaliento ante las presiones, marco y momento
de lo lúdico y de lo imprevisible. Todo aquello que en otro momento nos atrevimos
a llamar la vida.
A propósito del artículo de Manuel DELGADO publicado en EL
PAÍS Babelia el 18/01/14.
No hay comentarios:
Publicar un comentario